Publicado el 4 de mar, 2021

Pipo Barraza: “Es momento de parar, observar y escucharme”

El triatleta cruzado conversó con nosotros sobre su futuro inmediato, donde nos contó que no seguirá compitiendo, pero sí seguirá desarrollándose en el deporte como entrenador.

Poder resumir la carrera de Felipe Barraza en el triatlón o en Católica en pocas líneas es imposible. Llegó a los 8 años al Club y de inmediato se destacó por su energía, risa y sencillez.

Ese ímpetu y ganas hicieron que a medida que fueron pasando los años comenzara a destacar en competencias nacionales e internacionales y la opción de transformarse en un triatleta profesional se hiciera más presente. A él le gustaba competir y tenía todas las cualidades para que le fuera bien.

Después de terminar su carrera técnica en Administración de Empresas, comenzó en 2012 su primer Ciclo Olímpico 100% dedicado al deporte para intentar meterse en Río 2016. Entrenar, viajar, competir y repetir.

Parece una vida soñada para muchos que nos encanta del deporte, más cuando te va bien, pero no se ven los sacrificios que hay por detrás. Estar muchos meses fuera de tu casa, gran parte en solitario, se transforma en tu vida y rutina. Pero el esfuerzo valía la pena para Pipo, que, pese a no haber logrado la clasificación, la cual rozó, decidió ir por un nuevo ciclo.

Rumbo a Tokio 2020, Barraza se encontraba bien y comenzó a sumar puntos que lo tenían cerca de los Juegos, pero en la recta final surgió algo que nadie podría haber previsto; la pandemia del Covid-19. Con la emergencia sanitaria desatada se comenzaron a suspender los eventos clasificatorios a los Juegos Olímpicos y al poco tiempo se anunció la postergación de estos.

En Australia, donde reside Felipe actualmente, pusieron normas estrictas que les permitieron bajar los contagios y poder retomar la cotidianidad muy rápido, claro, con varias restricciones, como en los viajes, y cuidándose, pero acercando la vida lo más parecido a lo normal.

Pipo siguió entrenando e incluso compitiendo en algunas carreras locales, pero en esa imposibilidad de dedicarse 100% a lo que venía haciendo por 21 años, encontró algo que nunca espero. “En vez de sentir que estaba perdiendo todo lo hecho, me sentí libre, más libre que nunca”, relata.

Los conflictos internos que tenía en ese momento se fueron destrabando solos, había luchado tantos años por algo y le costaba sentir lógico lo que le estaba pasando por – o en este caso gracias – el Covid-19. “Mi libertad comenzó a ser desafiada por mi dedicación y profesión de triatleta profesional, pero pasó aún más tiempo y me empecé a dar cuenta que debía escuchar, sentir más y pensar menos”, reflexiona.

Hoy Pipo ve la línea de partida borrosa y no tiene claro cuándo será la próxima vez que se ponga frente a una y hacer lo que como deportista es muchas veces una máxima: No escuchar y aprender a sentir y vivir con el dolor para llegar a la meta lo antes posible.

“No seguiré dedicado 100% al triatlón, pero no cierro ninguna puerta. Ha sido un tiempo importante para mí y es momento de parar, observar y escucharme”, dice el Mejor de los Mejores de Universidad Católica del año 2013, y agrega “se viene un año lleno de nuevos desafíos que me harán crecer como persona y deportista”.

Esos nuevos retos que tiene Felipe por delante son enseñar y entregar toda su experiencia como deportista de alta competencia. Siempre le gustó, por eso era muy común verlo con los niños de la escuelita o en clínicas con niños. Además, tiene el nivel de Fundación de Entrenador de Triatlón, que le permite en Australia trabajar como asistente.

Hace ya algún tiempo está haciendo clases de natación para niños y jóvenes entre 4 y 14 años, algo que lo tiene muy contento y motivado. “Estaré aprendiendo para ser entrenador, partiré con las cosas más básicas para en algún tiempo introducirme en el mundo de la performance y aunque sea algo que conozco y vengo haciendo desde hace mucho tiempo, ha sido un tremendo cambio de rutina y nuevos desafíos”, señala.

Lo que más le motiva es ayudar a otras personas y eso lo ha hecho reencantarse con el deporte. Enseñar y hacer que los niños disfruten en el proceso lo hace feliz y puntualiza que esto también se debe que durante su vida ha tenido grandes mentores, como la Anita.

“El deporte siempre ha sido parte de mi vida y lo seguirá siendo. El triatlón me formó y me hace ser quien soy hoy. Tanto los momentos más bonitos que he vivido, como los más difíciles tienen que ver con él. Me ha desafiado como persona constantemente y he aprendido valores que son importantísimos para cualquier aspecto de la vida. Soy más feliz cuando hago deporte, así de simple y ahora sé que siempre estaré entrenado, solo que mi prioridad ha cambiado”, concluyó.

Como Triatlón UC, te deseamos todo el éxito en este nuevo desafío que estás emprendiendo. Sabemos que con tus ganas y alegría destacarás siempre, y queremos que sepas que acá las puertas siempre estarán abiertas como atleta, entrenador o amigo.

¡Grande Pipo!

 

Fuente: Triatlón UC