Hitos

Un hecho que marca la historia del Club es su permanente búsqueda de entrega de las mejores condiciones para el desarrollo de la actividad deportiva y el afianzamiento institucional.

En un primer momento los equipos cruzados practicaban en dependencias del Sports de Ñuñoa, pero los dirigentes viendo la necesidad de contar con un espacio físico acorde para los requerimientos del club y el creciente apoyo de la hinchada del fútbol, se propone cumplir con un anhelado sueño: la construcción de un estadio propio.

El sueño se cumplió con la inauguración, el 12 de octubre de 1945, del Estadio Independencia. El recinto contaba con una cancha de fútbol, pista de atletismo y piscina olímpica. Dos días después, la Católica inauguraba su flamante estadio enfrentando al poderoso Audax Italiano con un marcador adverso para la UC; nueve a dos ganaron los visitantes.

Paralelamente, desde 1944, circulaba en el mercado nacional la revista Ceatoleí, encargada de divulgar las principales actividades internas del Club. Por otra parte, a comienzos de la década de los cincuenta, el club obtiene de la Municipalidad de Las Condes la concesión de uso, por 99 años, de los terrenos de Santa Rosa. Posteriormente este predio fue cedido a perpetuidad.

También, durante aquella época el fútbol nacional es testigo de un nuevo fenómeno que enriquece los espectáculos deportivos: las rivalidades entre las barras universitarias de la UC y la U. Los estudiantes realizaban verdaderos espectáculos en los momentos previos y durante el desarrollo de los partidos. Desfiles, cantos, bromas, disfraces y un sinnúmero de otras actividades configuraban una época que era alabada por extranjeros y que hoy es recordada con nostalgia.

Pero es a partir de la década de los sesenta cuando la institución deportiva se va consolidando como una de las más importantes y prestigiosas del país, y porque no decirlo, del continente, el equipo de fútbol se transforma en uno de los más populares del campeonato nacional, inclusive cuando en un período oscuro bajó a segunda división, llevó al estadio concurrencias tan numerosas que ya las hubieran querido para sí clubes de primera.

Se consolidan las diferentes ramas de la Católica y las escuelas de fútbol alcanzan una dimensión insospechada. A este respecto, Néstor Isella, de pasado glorioso en el club, señalaba que lo que más lo había impresionado de Chile era: «La escuela de fútbol de la Universidad Católica. No sé si en el mundo existirá otra parecida; respondo que en Sudamérica no la hay. En muchas partes se enseña a jugar fútbol, pero no hay preocupación humana por el muchachito al que se le enseñó. En la Católica es distinto», argumentaba.

En junio de 1971 la vida del Estadio Independencia se acaba debido a la imperiosa urgencia que tuvo el club de apoyar a la Universidad, para que esta pudiera solventar compromisos económicos ineludibles. Se iniciaron las faenas de demolición del recinto, pero paralelo a este hecho, en el seno dirigencial de la institución, se comenzaron a albergar nuevos proyectos que más a futuro se convertirían en realidad.

En 1972 en una conferencia de prensa, el club, presidido por don Manuel Vélez Samaniego, presentaba ante la opinión pública el proyecto de una nueva ciudad deportiva enclavada en los faldeos cordilleranos. Con los años, el campo deportivo se concretaría en una gran obra, San Carlos de Apoquindo, de la cual la UC puede sentirse legítimamente orgullosa y que pone de manifiesto el lugar que le corresponde institucionalmente a nivel continental.